Por: David Conde
La historia de los Estados Unidos ha sido una serie de altibajos que incluyen las últimas pruebas de nuestra democracia. Esto incluye temas como la esclavitud, la integración de los inmigrantes, la expansión hacia el oeste, la Guerra Civil Estadounidense, dos guerras mundiales, el terrorismo, la creciente crisis en nuestro entorno natural, los ataques a nuestras instituciones en casa y los desafíos a nuestro liderazgo global por parte de las fuerzas del cambio.
Entre estas fuerzas se encuentran las asociadas al extremismo social y político impulsadas por agravios de todo tipo.
La comunidad latina vivió una generación de agravios expresados en su lucha por encontrar espacio y justicia en la conciencia estadounidense, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial. Los veteranos que volvían de la guerra se encontraban en las mismas o peores condiciones que cuando se fueron a luchar y estaban listos para hacer algo.
La discriminación desenfrenada contra estos héroes de guerra exigió una gran campaña para luchar contra la discriminación. El nacimiento del esfuerzo sindical de los trabajadores agrícolas en California, la lucha por la recuperación de la concesión de tierras en Nuevo México y la lucha del Movimiento Chicano que comenzó en el suroeste de Estados Unidos y se extendió por todo el país, formaron la base para la aparición de elementos extremos que caracterizaron los encuentros callejeros hasta encontrar reparación.
Los temas de opresión y relativa falta de juego limpio se enmarcaron en un contexto de una mayoría en el poder que actuaba en contra de los intereses de las comunidades minoritarias.
Sin embargo, como se predijo, este contexto cambió gradualmente a medida que la comunidad de minorías comenzó a convertirse en mayoría. Este aviso de cambio está creando profundas divisiones en la vida estadounidense causadas por elementos extremos del establecimiento blanco que sienten que están perdiendo el control del país y que serán reemplazados de alguna manera.
Hay otros elementos sustanciales de ese mismo establecimiento que ven esto como un proceso de maduración de una nación diversificada. Estas distinciones se han abierto paso en los dos principales partidos políticos con uno, el Partido Republicano, siendo tomado por racistas blancos preocupados por el poder. Entonces, además de las posiciones tradicionales de gobierno pequeño, fuerte defensa y énfasis en los negocios, el Partido Republicano ahora también representa la intolerancia racial y étnica de los blancos.
La lucha por mantener la superioridad racial por parte de los elementos extremos de la comunidad blanca también está conduciendo a una dura competencia entre las crecientes fuerzas de la autocracia contra un compromiso histórico con la democracia. Esto es tan grave que el gran experimento político que define el excepcionalismo estadounidense corre peligro de derrumbarse.
Curiosamente, el Partido Demócrata está fuertemente influenciado por la comunidad negra. Esto establece un contraste muy visible entre los Estados Unidos negros y blancos racialmente conscientes.
En medio de los dos grupos se encuentra la comunidad latina, un socio relativamente tranquilo en lo que es una escena política nacional muy ruidosa. Su crecimiento para el año 2100 para incluir 1 de cada 3 residentes y más, dependiendo de la trayectoria de inmigración difícil de predecir, obviará una voz predominante en la gestión del país.
Ha sido una tradición celebrar la diversidad que proviene de ser un país inmigrante. Esta diversidad de raza, etnia, idioma, color y riqueza cultural es algo que, junto con una historia democrática, son los componentes básicos de nuestro excepcionalismo.
Sucede que la diversidad que valoramos es una característica inherente a la comunidad latina. Gran parte de esa comunidad refleja la multiplicidad de imágenes, estilos y atributos deseables en su paisaje cultural.
Frente a nuestra división actual, la comunidad latina ofrece una visión que puede unir a nuestro país. También ofrece un rostro y una imagen de una nueva América.
