El liderazgo político de Florida ha decidido equilibrar la mancha de la esclavitud con algunos beneficios que ofrece la propiedad de los negros en los libros de historia para los estudiantes del estado por parte de los blancos del sur. Estas revisiones están diseñadas para reducir la culpa asociada con esa práctica institucional y normalizar particularmente la separación de la comunidad blanca del sur de su propia historia.
Este proceso de reescribir la historia étnica y racial en Estados Unidos apunta a un miedo y, a veces, a una resistencia violenta a una corriente de circunstancias en desarrollo que está haciendo que el país sea menos blanco. Nuestra nación luchó en una guerra civil (1861-1865) y adoptó la Enmienda 14 a la Constitución en 1868 en parte para terminar con la esclavitud y revertir la noción de que una persona puede ser dueña de otra.
El esfuerzo en Florida para educar a los niños sobre la parte “buena” de la esclavitud hace retroceder la relación y la visión de los afroamericanos de los blancos a una época en la que esa “institución peculiar” impulsaba la creación de riqueza en el Sur agrícola. Enseñar a los alumnos que ser esclavo “te hacía bien” y de alguna manera “te hace mejor persona” agudiza el ocaso y la decadencia de una mayoría que empieza a demostrar que no es apta para gobernar.
Tenía siete años cuando nuestro equipo fue asignado a trabajar en un campo de espinacas en el centro de Texas. Mientras trabajábamos en el campo, notamos que otro gran equipo trabajaba en la distancia.
Esa tripulación estaba supervisada por hombres a caballo con rifles. Vimos que estaban presos cuando el grupo se acercó y pudimos verlos mejor. A medida que se acercaban, me asusté porque los hombres a caballo también comenzaron a rodearnos. Pronto quedó claro que por el momento habíamos perdido nuestra libertad y estábamos sujetos a las mismas condiciones que los prisioneros.
Más tarde me enteré de que estábamos como detenidos y no se nos permitía hacer nada más que trabajar por razones de seguridad. Sin embargo, la sensación de tener a mi familia y a mí sometidos a las decisiones de los demás durante esa larga tarde se ha quedado conmigo e influyó en mi vida. Por eso también me he preguntado cómo se puede vivir toda una vida en esas condiciones. Para mí, la esclavitud era algo sobre lo que uno lee en la Biblia o en la historia mundial pero no lo vive.
En el Antiguo Testamento, Moisés quitó la mancha de la esclavitud de los judíos y los condujo a la libertad en la Tierra Prometida. La comunidad de esclavos negros en los Estados Unidos no tuvo esa opción porque sus amos rompieron familias y facilitaron la pérdida de identidad con las diversas regiones de África.
Entonces, a pesar de los esfuerzos por encontrar un nuevo hogar para la comunidad afroamericana en lugares como Liberia, siempre fue evidente que los negros estaban en su “hogar”. Fue América la que tuvo que acomodarse al destino de este pueblo traumatizado.
Ahora en Florida, el pacto original que surgió como resultado de la Guerra Civil Estadounidense está comenzando a erosionarse a medida que se da un paso atrás hacia una visión favorable de la esclavitud en los libros de historia autorizados. Esto parece ser parte de un plan para adoctrinar a los niños sobre el valor del poder ejercido por el opresor sobre los oprimidos.
Este tipo de política de poder presenta un intento de controlar a un pueblo revisando su historia, disminuyendo su humanidad y enseñando a la próxima generación a hacer lo mismo. La maldad en Florida muestra nuevamente por qué nuestro país merece líderes que amen a Estados Unidos.
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