No podemos dejar las discusiones y comentarios sobre la herencia y la historia cultural latina sin considerar las características que han influido ampliamente, tanto en términos positivos como negativos, en la evolución de las comunidades de habla hispana que vinieron a colonizar y ser colonizadas por la expansión europea en las Américas.
Comienzan con el estoicismo que permitió tanta perseverancia frente a una historia de conquista y colonialismo en las Américas, los relativamente breves momentos de violencia que sobrevienen cuando la paciencia alcanzó sus límites y las jerarquías verticales establecidas en relaciones como el sistema patronal.
Estos temas me recuerdan la experiencia de mi familia en una granja de Texas antes de partir hacia Colorado. Desde niño vi a mi padre como una persona seria que aceptaba sin quejarse cualquier carga que se le presentara ya fuera en el campo o en casa.
Había oído que durante la época de la prohibición y antes de casarse con mamá él vivió una vida algo violenta en la frontera. Estoy convencido de que muchas de sus actividades en ese momento surgieron del esfuerzo colectivo por contribuir al bienestar de las familias de Rancho Solis Village en el sur de Texas.
En este caso, acabábamos de mudar a otra granja porque el agricultor de la anterior nos había esta- fado con los ingresos generados por la aparcería de 40 acres de algodón. Mi padre inmediatamente se puso a trabajar allí conduciendo un tractor y cultivando campos de algodón desde el amanecer hasta el atardecer.
Un día durante la primera parte de nuestra estadía, mi padre estaba saliendo del campo después del atardecer cuando el granjero se acercó y le exigió que continuara trabajando de noche, indicando que por eso el tractor tenía luces.
Mi padre vaciló y el granjero abrió la guantera de su camioneta revelando un arma en lo que parecía una amenaza principalmente a su virilidad. Mi padre inmediatamente subió al tractor y se dirigió a casa seguido por el granjero. Entró en la casa, cogió su rifle y siguió al granjero que había entrado en su casa. En el camino, arrastró a mi mamá quien le rogaba que se calmara lo suficiente para pensar las cosas y encontrar otra manera. La historia de mi padre ilustra cómo un estoico intenta ordenar las cosas que se pueden controlar y soporta las que no se pueden controlar hasta que se vuelven demasiado. Sufrir el dolor de la conquista y la vida de un pueblo colonizado son cosas que han dejado una profunda huella en las comunidades latinas.
Esa tolerancia puede ir demasiado lejos y conducir a la violencia. La experiencia histórica mexicana es un gran ejemplo de una nación que llegó al límite de su capacidad de afrontar la situación, provocando el conflicto incontrolado que fue la Revolución Mexicana.
La experiencia de “al agua” también se puede ver en los soldados latinos heridos y muertos de manera despropor- cionada en los campos de batalla. En este caso, el valor de la vida se reduce al punto de que “la vida no vale nada”.
Una de las principales características de la vida colonial fue una jerarquía vertical de confianza y autoridad entre la clase. Eso significaba que haces lo que la persona que está “por encima” de ti quiere y, a cambio, él te protegerá y cuidará. Esa relación tipificada por el sistema patronal ha hecho mucho daño a la aculturación de los latinos a la vida estadounidense. Esto se debe a que en este país vivimos en una sociedad horizontal donde todos son teóricamente iguales.
Esas características han influido en la vida latina a lo largo de los siglos, tanto para bien como para mal. Además, no todos han enriquecido la experiencia estadounidense.
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