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Inspiración Prehispánica para la Virgen de Guadalupe

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David Conde, Consultor Senior de Programas Internacionales

La historia de la Virgen de Guadalupe una vez más se une a las festividades navideñas ya que su visita – inicialmente a la gente indígena de México y luego al resto del mundo – se celebra el 12 de diciembre. La historia realmente comienza el 9 de diciembre del año 1531 cuando primera- mente apreció a Juan Diego en el cerro del Tepeyac ubicado al norte de la Ciudad de México.

Las palabras que intercambiaron la Virgin, Juan Diego y su tío Juan Bernardino fueron en Nahuatl, el idioma oficial del imperio Azteca. El uso de ese idioma puso en marcha una vista mundial que manifiesta elementos importante de la identidad y cultura mexicana mientras que también subraya su sistema de creencias.

Asociado con esa vista mundial es el hecho de que las apariciones marianas ocurrieran en o alrededor del Monte Tepeyac, un cerro donde se construyó la catedral original a la Virgen y que queda al lado de dos basilicas levantadas a su honor.

El Monte Tepeyac también fue la ubicación de un templo a Coatlicue, la diosa madre de los aztecas. Coatlicue, la madre antigua “es una mujer que lleva una falda de serpientes y un collar hecho de corazones, manos y calaveras humanos. Sus manos están adornadas con garras y tiene los pechos caídos, simbólicos de la fertilidad. Su cara está formada por dos serpientes que se miran, las cuales simbolizan la sangre que goteaba de su cuello después de ser degollada.”

Otra versión de la fig- ura materna prehispánica es Tonantzin que también forma parte de la historia de Guadalupe. Un creyente mex- icano diría que “Tonantzin, en el idioma Nahuatl, sig- nifica Nuestra Madre y es el nombre dado al arquetipo de la Madre Tierra quien nos da todo, nos cuida los pasos y recibe los tributos y ven- eraciones de nuestros ante- pasados por medio de ritos agrícolas y de fertilidad.”

¿A qué se deben las dife- rencias radicales entre las dos figuras maternas pre- hispánicas? Eric Neumann, el autor de “La Gran Madre (1955)” detalla que el arquetipo materno es tanto bueno como es malévolo. Ella desempeña ambos papeles en las vidas individuales y en la historia de la gente.

La época de la madre terrible era una de divisiones, decadencia y violencia. La época de la madre buena fomentaba crecimiento, desarrollo y logros.

El imperio azteca se llevó a cabo por medio de la guerra, la violencia y los sacrificios sanguíneos. Esa fealdad se refleja en Coatlicue.

Reflejada en Tonantzin es la época de fomentar nuevas comunidades, construir estructuras físicas y buscar inspira- ciones en lo que era posible. Es ese el papel que la Virgen de Guadalupe vino a desempeñar.

El milagro de Tepeyac aportó la oportunidad de un nuevo comienzo a la gente de la Nueva España. El hecho de que la aparición de la Virgen de Guadalupe pronto se asociara con Tonantzin subraya la vista positiva hacia el futuro religioso que tenía la gente.

Cierto es que los españoles continuaban la decadencia y el deslindamiento asociados con los aztecas. Sin embargo, las semillas del nuevo convenio pronto dieron fruto ya que los estándares de la Virgen de Guadalupe tuvieron su lugar más prominente en la marcha hacia la independencia.

La historia de la Virgen de Guadalupe es una que deparaba esperanza para una vida mejor a las gentes colonizadas. Y lo sigue haciendo como símbolo de progreso para los que buscan fomentar una vida mejor sin perder en enlace con sus orígenes.

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