El día de san Valentín de febrero, es el momento que reservamos para decirle a nuestra pareja querida que la queremos. Lo hacemos con flores, dulces, una cena o una noche fuera.
Hay un presentimiento que si hacemos ese tipo de gesto a la persona que queremos, nos mantengamos juntos por cuando menos un año más. El poder del amor es prominente en nuestras creencias ya que promueve la forma en que actuamos como seres humanos. El poder del amor es la característica que decora nuestra humanidad y nos separa de otros seres sintientes.
La expresión formal del amor como una tradición de intimidad procede del mito griego entre Pan, la diosa del sexo y fertilidad y Juno, lo diosa romana de amor y matrimonio. Las celebraciones de estas figuras romanas sucedían el 13 y 14 de febrero.
El acto de alabar el amor era un principio pagano diseñado para hacer que la procreación sea más que un acto sexual. Ofrecía un componente a la esfera de valores que hoy día se ha convertido en el concepto de derechos humanos en nuestras sociedades.
La dirección de esa evolución fue confirmada como la base del cristianismo. El acto de enviar a su primogénito Jesucristo de nacer humano fue un acto de amor por Dios a sus escogidos.
El evangelio de Cristo trataba del amor sin condiciones que incluía la decisión voluntaria que conducía a la redención. El amor, si se nutría, tenía el poder de transformar las fundaciones espirituales de una comunidad judía que por siglos había estado en la columna negativa de la historia.
Cuando el Santo Pablo extendió el cristianismo a la comunidad romana, se comenzaban a crear mártires, víctimas de persecución, por medio de su predicación. Los apóstoles que migraron a Roma fueron entre los primeros de perecer.
Durante los primeros tres siglos de la era cristiana, los mártires eran comunes. Entre ellos estaban tres sacerdotes con el nombre de Valentín.
El primero fue el San Valentín de Roma quien fue martirizado en 269 DC. El segundo fue San Valentín de la provincia romana en África quien murió en 270 DC. Poco se sabe de él.
El tercero fue San Valentín, obispo de lo que hoy se conoce como Terni en Italia. Fue martirizado durante el reino del emperador Aureliano en 273 DC.
El concepto del amor eventualmente hizo un giro completo y volvió a la intimidad humana expresada en las diosas griegas y romanas Pan y Juno. Entró en las lecturas inglesas de Geoffrey Chaucer, particularmente en “El parlamento de las aves” (1932) en el cual las aves se convierten en símbolos de la pasión humana.
El día de San Valentín se ha vuelto un día festivo que celebra el amor de forma íntima y privada. Su mayor preocupación es unir los sentimientos de dos personas.
El amor que Jesucristo predicaba durante su ministerio también es relevante hoy. Mucha de esa relevancia proviene de nuestra inhabilidad como país de superar nuestras diferencias.
El importante mandamiento cristiano, “Amaos los unos a los otros,” se está borrando bajo el golpe constante de actos odiosos. Las divisiones que ese odio crea, amenazan la democracia americana y su puesto como poder mundial.
El día de San Valentín ofrece una oportunidad de apartar los desacuerdos y brindar la gran sensación de amor que caracteriza una familia feliz. Compren los dulces, las flores, salgan a comer para revivir esa sensación especial llamada amor.
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