La fecha ya está marcada en el calendario, 30 de junio. Por última vez sonará la campanilla escolar para la superintendente y nativa de Pueblo, Charlotte Macaluso. Ella ha formado parte de las escuelas de Pueblo desde hace décadas; primero como estudiante, luego como maestra, directora, administradora y desde el 2017 como superintendente del distrito escolar más grande del sur de Colorado.
Proveniente del ‘Dogpatch’, el apodo dado a su vecindario ahora conocido como Eastwood Heights, Macaluso ha disfrutado de un giro profesional que culminó con un puesto que nunca se había imaginado. Ahora sabe que es hora de entregar las riendas del distrito a otro candidato.
“Siento que he entregado 31 años al distrito escolar y la comunidad,” Macaluso dijo. “He intentado dar a una comunidad que me ha dado mucho.”
Una estudiante del sistema escolar que ahora dirige, Macaluso refleja su pasado con orgullo y gratitud. “Este sistema escolar ha formado la persona que soy,” dijo. El distrito, agregó, está mejor ahora que cuando asumió el puesto.
En el 2017 cuando la nombraron superintendente, un número de las escuelas de la ciudad enfrentaba dificultades. Cinco de las escuelas según el estado no tenían marcas adecuadas. “Teníamos escuelas que estaban bajo el reloj,” una manera eufemística para decir que fracasaban. Pero Macaluso tomó las riendas y con un equipo al que elogia generosamente, le dio un giro a la situación paulatinamente. Desde entonces, dijo, “creo que hemos movido la aguja.” Hoy cada escuela en el distrito cuenta con marcas que igualan o superan los estándares del estado. “No tenemos escuelas en la categoría más baja.” El gobernador, de hecho, recientemente honró a varias escuelas por sus logros.
Convertir las escuelas con pobres marcas en escuelas triunfadoras era un gran desafío. Pero no tan desafiante como la pandemia – Covid – que bien se puede comparar con un incendio de 500 años. Interrumpió las vidas de casi todos, a algunos más que a otros. “Perdí a 12 familiares,” Macaluso dijo.
Cuando se hizo evidente que el virus era más que un resfriado, Macaluso y su equipo reunió para crear un plan. “Fue un esfuerzo de equipo increíble. Navegamos esas aguas,” dijo. “Fue el desafío más grande.
“Reimaginamos y mejoramos nuestro sistema para avanzar la igualdad,” dijo Macaluso. El plan se enfocaba completamente en los estudiantes, asegurando que su aprendizaje siguiera en los niveles óptimos durante la pandemia. “Volvamos a la normalidad,” Macaluso le dijo a su equipo.
Al final de cuentas, alcanzaron el objetivo aunque con algunas dificultades. El plan de Macaluso para el distrito encontraba algunos estorbos por el camino, pero dio resultado y se logró la deseada normalidad.
Con pocos meses restantes en su tiempo como superintendente, Macaluso permanece enfocada en completar el trabajo. También hay tiempo para reflexionar en los pasos tomados para llegar a este momento.
Macaluso creció modestamente en una comunidad donde muchas de las calles en su vecindario no tenían pavimento. Su padre, como muchos en una ciudad forjada en acero, trabajaba en una fábrica de acero por décadas. Su
madres, dijo, se quedaba en casa. Aunque ninguno de los dos terminó sus estudios, los dos apoyaban a Macaluso y sus hermanos a hacer de sus vidas una de aprendizaje y gratitud.
También se beneficiaba de maestros que veían en una joven latina algo especial y tomaban el tiempo para hacerla sentir querida. “Cuento con muchos educadores que me han formado la vida,” dijo.
Bernie Alvarez, uno de sus maestros de primaria, es uno de ésos. Lo llama mentor y amigo. También lo era Beatrice Kirton, una expatriada inglesa quien fue su maes- tra de primer grado. Y había Charles Rodriguez, el director de Pueblo East. “Era un líder,” dijo con reverencia. “Alguien que se veía como yo. Él me apoyaba y me empujaba.”
Al parecer esa no era tarea fácil.
“Yo era tremenda en ese entonces, de hecho todavía lo soy,” dijo.
Mientras hay muchos puntos de orgullo, el que se destaca fue el esfuerzo por navegar Covid.
Macaluso también identifica un logro sobresaliente. Fue una subvención de casi $220 millones aprobada por votantes que se empleó para abrir cinco escuelas nuevas el otoño pasado, incluyendo dos preparatorias.
El jubilado juez de distrito Dennis Maes, ahora miembro en el consejo escolar, concuerda que el esfuerzo de Macaluso por establecer escuelas nuevas posiblemente sea el esfuerzo por la que es recordad. “No sé si hay otro superintendente que ha presidido la construcción de cinco escuelas nuevas,” dijo. “Ella procedía con un plan estratégico que alineaba con el presupuesto. Era extraordinaria.”
A Maes no se le dificulta nombrar a Macaluso “la mejor superintendente que esta ciudad jamás ha tenido.” Mientras Maes no siempre estaba de acuerdo con Macaluso, dijo que por lo regular podían encontrar un punto intermediario de forma honesta y respetable.
Su logros en el distrito 60 han sido extraordinarios, dijo Maes, desde el cambio surgido en las escuelas que fallaban – implementando un sistema escolar para corregir el camino – hasta el manejo del distrito durante Covid.
Maes dijo que Macaluso también trajo algo al trabajo más allá de su visión y habilidades administrativas avanzadas. “Ella es el ejemplo ideal para la educación particularmente para jóvenes de color. Los latinos se ven reflejados en ella, particularmente latinas.”
Este viaje de tres décadas emprendido por Macaluso pronto se acabará. La niña morena que hace mucho caminaba por el ‘Dogpatch’ hacia Spann School, y luego a Risley y East High School, se retirará en junio. Pero sólo marca el final de un capítulo. Aún hay páginas por escribir, nuevas aventuras por emprender y recuerdos por hacer.
Sin fecha concreta, Macaluso dijo que su retiro incluiría un viaje por crucero a Alaska. También piensa comprar una casa motora para navegar un curso nuevo. La hora y el destino aún están por confirmarse.