Si pregunta a un ranchero o granjero hoy si es difícil ganarse dinero en el valle Arkansas de Colorado, no habrá mucho debate. Es difícil. Claro, cuando coopera el clima, es mejor. Las cosechas llegan al momento oportuno con una calidad que es tan buena como cualquiera en el estado.
Ahora imagine cómo habrá sido para un par de mujeres negras siendo granjeras aquí hace cien años en un terreno no conocido por una buena siembra.
Eso es precisamente lo que intentaron Josephine y Leonora Rucker y por poco de manera exitosa en 1915, en época en que Jim Crow surtía efecto en comunidades grandes y pequeñas.
La historia de las hermanas Rucker se relata fascinantemente en detalle en la exhibición “La Sequía: El legado de mujeres negras en una comunidad agrícola,” abierta ahora el público en History Colorado por la 1200 Broadway en Denver.
La exhibición es el resultado del trabajo de Dexter Nelson II, quien pasó “un poco más de un año” viajando por los pueblitos esparcidos por la carretera 50 de Colorado – una flecha de asfalto que penetra directamente el corazón del valle Arkansas y pueblos como Crowley, Fowler, Rocky Ford y Sugar City, entre otros.
Según Nelson, ahora un investigador para la Blair-Caldwell African American Research Library, producir “La Sequía,” para History Colorado fue una travesía que requirió más que millaje.
“Impactó de manera múltiple,” dijo Nelson, recién llegado a Colorado desde Oklahoma. “Aprender lo que estas dos hermanas intentaron hacer y su perseverancia lleva un peso emocional. Afortunadamente, las hermanas Rucker tuvieran la presciencia para grabar su historia en cientos de fotografías cada una inscrita con una explicación.”
Las hermanas Rucker se mudaron a Colorado poco después de la expansión del Acta Homestead, la cual deparaba a mujeres y afroamericanos la oportunidad de adquirir terreno gubernamental si estaban dispuestos a establecerse allí. Josephine y Leonora se aprovecharon de la oportunidad de establecer una vida nueva, una libre de las experiencias negativas que vivían ciudadanos negros a diario en América.
La decisión de las hermanas Rucker de establecerse en un terreno no ocupado en el Condado Otero es otro cuento. Nelson dijo que mientras buscaban un nuevo comienzo, encontraron un terreno que acababa de experimentar lluvias pesadas, dejando la tierra lujosa y vibrante. No vieron la tierra seca y monótona que a menudo la región presenta durante los años secos. Sin embargo se quedaron, convirtiéndose no solamente en una de las familias negras y pioneras en el valle, sino en la familia negra y pionera del valle.
El descubrimiento de la historia Rucker en el siglo 21 agrega una capa a la historia de Colorado que narra el sacrificio que la población negra estaba dispuesta a hacer para zafarse del racismo. Para Nelson, también echa luz a una historia que a menudo se esconde en plena vista.
Como joven afroamericano criado en Tulsa, ausentaban historias como las de la Masacre de Tulsa y la de las hermanas Rucker y ‘La Sequía’. Nelson no supo de esas historias hasta sus estudios colegiales y universitarios.
La Masacre de Tulsa, incitada por racismo, tuvo lugar en mayo y junio del 1921. Grupos de vigilantes armados atacaron la sección Greenwood de Tulsa, un área de la ciudad que se llamaba ‘Wall Street Negro’, debido a su comercio exitoso. Los vigilantes quemaron edificios y mataron a cientos de hombres, mujeres y niños sin discriminar. Hasta bombardearon el área para borrar cualquier presencia de vida o comercio negra en Tulsa.
Pero los capítulos y anécdotas de la historia negra desconocidos en Colorado o el país no son desconocidos por los que los vivieron, entre ellos el exalcalde de Denver Wellington Webb. Como alcalde, Webb tenía mucho que ver con la historia contemporánea de la ciudad y el estado, incluyendo el establecimiento de DIA, la biblioteca principal de la ciudad, el Pepsi Center (ahora Ball Arena) y gran número de proyectos de construcción. Muchos asuntos municipales se discuten en el edificio que lleva su nombre.
Como joven, Webb dijo que viajaba cada verano entre Chicago y Denver, a menudo con su abuela, a la cual se refiere formalmente y con reverencia como la “Señora Helen Gamble.”
“Ella nos enseñaba cómo navegar,” dijo Webb. Eso durante una época en que un grado de respeto, a menudo no merecido, era parte de la vida. A Webb le gusta recordar la historia de un joven e ignorante Wellington.
El alcalde recuerda que estaban en un tren a Austin, Texas. El tren se paró en Amarillo. Allí fue donde su abuela le dijo que se parara para desocupar su asiento. Fue su prim- era lección en la supervivencia social.
“Cuando cruces la línea Mason-Dixon, esto es lo que haces,” le dijo. “Los primeros asientos del tren son reservados para los blancos.”
Otras de sus consejos de supervivencia social que compartía fue la preparación para viajar por el sur. “Siempre empaca una caja de zapatos con pollo frito, frutas y emparedados porque hacer paradas rutinarias por el camino a menudo llevaba a un encuentro no deseado. Culturalmente la gente sabía lo que podía hacer y no podía hacer.”
Mientras Colorado no ha caído en la trampa de discernir qué parte de la historia americana, bien o mal, se puede enseñar, Webb se aferra a un tiempo cuando el estado ejercía su propia versión acortada del pasado, particularmente en lo que se refería a la historia afroamericana.
“Cuando el tema trataba de los 1860s, los maestros decían, ‘Lincoln salvó la unión.’ Evitaban la razón fundamental por el rescate de Lincoln,” dijo. Webb agrega que aún tiene un texto universitario que limpia la historia americana. Es un libro que según Webb está “lleno de falsedades y escrito por alguien ignorante y vengativo … y usado para enseñar en una escuela para maestros.”
Mucho de la historia negra de Colorado se puede hallar en el museo y centro de cultura de Denver conocido como Black American West Museum & Heritage Center.
“Representa generaciones de afroamericanos en Colorado,” dijo Daphne Rice Allen, directora del concilio de museo.
El museo es el repositorio de los nombres, fotos y anécdotas que relatan la experiencia afroamericana en Colorado, dijo Rice Allen. “Tenemos una conexión histórica a todo Colorado, a todos los fundadores,” dijo. “Estamos aquí.”