Recientemente un post en las redes sociales nos recordó que incluso en el año 1971 – para entonces ya habíamos llegado a la luna – las mujeres necesitaban la firma de un hombre para conseguir una tarjeta de crédito. Por eso toca la superficie de una realidad pasada que le da vueltas a la cabeza.
En 1971 se podía despedir a una mujer por embarazo; prohibir que se siente en jurados selectos; prohibir su matriculación en una escuela Ivy League; cobrarle más por el seguro médico que a un hombre. En serio eso era en el 1971. En los Estados Unidos donde vivimos hoy.
Desde entonces hemos presenciado un cambio sísmico que beneficia a las mujeres adultas y jóvenes que destacaremos en este mes de la mujer.
“Me asombra que hemos realizado este progreso,” dijo Cecelia Espenoza, abogada, profesora de leyes y activista política. Pero el progreso para Espenoza era un poco más problemático.
Criada en Utah como parte de una variedad de familias latinas en su comunidad, Espenoza también presenciaba la diversidad religiosa. En ese entonces el estado de Utah contaba con una población que se consideraba mormón y ella era la única latina no mormona en sus clases.
Sus padres, ambos de la clase trabajadora – papá el peluquero, mamá ama de casa – enfatizaban la educación y Espenoza tomó el consejo.
Se aprovechó de los programas veraniegos ofrecidos por el gobierno federal que ayudaban a los latinos inscribirse en las universidades. En la Universidad de Utah se destacó sacando diplomas de bachiller y leyes.
Con sus diplomas Espenoza ha entrado en puestos altos en el departamento de justicia y en escuelas de leyes en Texas y Colorado. Era la primera profesara de leyes latina en el Strum College of Law de la Universidad de Denver. También ha publicado tomas en algunos de los diarios de leyes más prestigiosos del país.
“De todo el trabajo que he hecho, el más importante es el de mentora y patrocinadora para los jóvenes,” dijo. “Aportar oportunidades para el éxito a las generaciones que nos siguen es una pasión mía.”
Espenoza también es candidata demócrata para la legislatura estatal de Colorado.
El futuro también es el enfoque de Joelle Martinez, presidente y directora ejecutiva del Latino Leadership Institute. Un grupo de líderes latinos en la política y los negocios inauguró el LLI en el 2014, entre ellos Federico Peña, que era alcalde de Denver y secretario de gabinete.
En sus 10 años, el LLI ha impactado las vidas de varios latinos jóvenes e innovadores quienes han usado la expe- riencia de liderazgo adquirido para avanzar en los campos políticos y empresariales.
Según Martinez, el equipo de LLI, muchos de los cuales vienen del programa, es una parte clave para el futuro. “Muchos han cambiado sus carreras para unirse a nuestra causa, mientras otros han adquirido más herramientas para contribuir a nuestro éxito.”
Haciendo hincapié en el provenir, la directora ejecutiva de LLI dice que reconocer e inculcar poder a nuevas generaciones de talento latino es clave no solamente para el éxito del LLI sino también para los latinos jóvenes cuyo talento sigue embotellado.
“Reconocemos las posibilidades inmensas dentro de nuestra comunidad latina y hemos diseñado programas para facilitar el progreso profesional y el éxito empresarial,” enfatizó Martinez.
La fuerza verdadera, agregó, se halla en unir una comunidad de profesionales latinos que tienen el deseo de nutrir los sueños y aspiraciones de la próxima generación de latinos talentos y los que sigan.
Para Adrianna Abarca, la fundadora y miembro del concilio del Latino Cultural Arts Center en Denver, el arte sigue siendo una fuerza. Para ella el arte se manifiesta en la cita del artista francés Edgar Degas: “el arte no es lo que ves, sino lo que haces que otros vean.”
Abarca creció en una familia donde el arte era prevalente. “Tenía la fortuna de estar expuesta a arte chicana, mexicana y latina a una edad joven y en los últimos 40 años he estado en esta jornada.”
Después de sus estudios universitarios, Abarca usó su diploma en estudios de América Latina de la Universidad de Colorado-Boulder para trabajar en galerías de arte y en el Mexican Museum en San Francisco.
“Estaba en San Francisco durante el apogeo del movimiento de arte chicana,” dijo. “Trabajando cerca de artistas y su arte todos los días yo podía ver el mejor talento … y quería traer un poco de esa inspiración a Denver.”
Hoy Abarca es la dueña de Hijos del Sol en Denver. Es una artesanía abierta solo con cita previa donde se venden artículos artesanales, “85 por ciento de los cuales están hechos a mano.”
Pero Abarca no se limita a la artesanía. Tiene un plan para abrir otro sitio, Las Bodegas. “Queremos que la gente sienta y experimente la sensación de comunidad y orgullo en la cultura de otros latinos por las Américas.”
Abarca dice que el amor al arte corre por sus venas ya que su padre la hacía parte de la vida casera de su familia. “Lo veía conversar con artistas y desarrollar amistades con ellos, era inspirador,” dijo. Entre las amistades de su padre estaban los artistas latinos de Denver John Encinas, Carlos Sandoval, Tim Cisneros y John Flores, la estrella de la escena de North Denver.
Mientras el padre de Abarca dedicaba su tiempo a los negocios — era el fundador de Ready Foods en Denver — “tenía el alma de un artista.” Abarca agrega que en otra época su padre “hubiera sido un artista.”
Espenoza, Martina y Abarca son latinas con muchos logros, pero también son las benefactoras del trabajo dura y disciplina de las latinas que las precedían.
Entre ese grupo de latinas fuertes e inspiradoras están Rosemary Rodriguez, Yadira Caraveo, Polly Baca, Debbie Ortega, Patricia Barela-Rivera y Ramona Martinez en la política y el gobierno; Susana Cordova, Lilly Padilla, Esther Lubin, Anna Baca en la educación; Cindy Velasquez-Peña, Anne Trujillo, Beverly Martinez en los medios; y muchas más incluyendo a Christine Marquez-Hudson, Nita Gonzales and Pat Cortez.
Es una lista de líderes latinas que ha crecido de microscópica a inmensurable en poco tiempo. Y se siguen agregando mujeres increíbles.
“Todas contamos con el regalo de modelos a seguir,” dijo la publicadora de LaVozColorado Pauline Rivera. “Han inspirado nuestras vidas madres y padres, tías y maestras, gente que confiaba en nosotras, nos enseñaba, nos alentaba, nos levantaba cuando caíamos y nos ayudaba a lograr más de lo que nos imaginábamos. Nuestro deber y obligación es hacer para la próxima generación lo que tantos hicieron para nosotras.”
