La educadora de Pueblo, Terry Martinez, no tenía buscar lejos para encontrar su modelo a seguir. La persona que la inspiró a hacer de la educación su carrera, dijo, fue la persona que veía todos los días en casa.
“Mi papá era educador y director escolar,” dijo la nativa de Pueblo Terry Martinez, directora ejecutiva del National Center for School Engagment. De hecho su padre, LeRoy Martinez pasó su carrera como maestra, entrenador y director en el distrito escolar Pueblo 60. Como ejemplo a seguir, Martinez dice que no se puede mejorar el de su padre.
Martinez ha dividido su carrera entre el salón de clases y la administración escolar y dice que sus años en casa le enseñaron la fuerza de la familia.
Sus padres siempre estaban criando la familia nuclear, pero también había niños no dentro del núcleo familiar que pasaban por la casa, dijo Martinez.
“Nunca sabía cómo era ser simplemente parte de una familia nuclear,” dijo. Siempre había niños huéspedes en su hogar. “Estoy agradecida que pudiera crecer así. Me preparó para la vida.” Los abuelos de Martinez también hospedaban a niños sin hogar en su niñez, dijo.
Un factor constante en su carrera son los niños, dijo. Desde el hogar y el salón escolar hasta su puesto actual de directora ejecutiva, la juventud ha sido omnipresente.
Como maestra ella trabajaba con niños que tenían “necesidades sociales y emocionales severas,” Martinez dijo.
Al transcurrir el tiempo su trabajo la llevó del salón a lo que llama ‘trabajo comunitario.’ Se hizo oficial de ausentismo escolar. Sí, aún existen.
“Manejaba por el pueblo y encontraba a muchos de mis niños jugando al basquetbol,” recuerda. “Tenía que aprender a jugar al basquetbol para ganarme su confianza.”
Eso creó una conexión sin la cual, Martinez enfatiza, “los perdemos.”
Mientras Martinez reconoce que nunca habrá los recursos para resolver todos los desafíos que enfrentan los niños hoy día, no se puede rendir.
Martinez era instrumental en ganar un bono de 700 mil dólares del Departamento de Educación para resolver algunos de los desafíos diarios en su empleo. “Pudimos contratar a ocho agentes comunitarios para trabajar en las escuelas con más necesidad.” Entrenaban a cada agente en compasión cultural para fomentar relaciones. “Queríamos asegurar que todos tuvieran todas la herramientas en su caja para evitar que más niños terminaran en el ciclón judicial.” Su programa con la directiva de reducir el problema de ausentismo escolar fue “entre los primeros en la nación.”
En su puesto como directora ejecutiva de National Center for School Engagement, Martinez ha visitado escuelas por todo el país, cada una bregando con las dificultades históricas de mantener el enfoque de los alumnos y mantenerlos matriculados. Sus viajes la han llevado a la Rosebud Reservation, una vez conocida como el código postal con más pobreza en la nación, y a cada zona horaria del país.
Aunque el trabajo parezca sin fin y, frecuentemente, sin gracia, Martinez dijo que no cambiaría nada. Los alumnos son una pasión y responsabilidad para siempre. Además Martinez es la ‘mamá’ a uno de los niños que su familia hospedaba.
“Adopté a uno de los niños hospedados (por mi familia). Era mi ‘hermano’, pero se volvió mi hijo,” Martinez dijo. Parte de su promesa en la adopción fue cerciorar que “siguiera el camino rojo,” es decir, sus raíces nativo americanas.
Pasaron 20 años entre esa adopción y el matrimonio de Martinez, el cual produjo un “segundo hijo” que ahora es maestro y entrenador que vive en Nashville, Tennessee.
En Pueblo hay pocos que hayan celebrado tantos nacimientos, bodas, graduaciones y aniversarios como Cindy Reyes. Reyes es la dueña de una de las compañías de catering más renombradas de la ciudad, Cinfully Delicious Catering.
Mientras vivía en Los Angeles durante los años 70 y ayudaba a su hermano abrir un restaurante, Reyes dice que halló su don para la cocina. Aprender el negocio alimenticio sucedió más tarde mientras trabajaba para una compañía de catering que tenía clientes por toda Los Angeles. Fue entonces que amplió su sueño. “Voy a casa a emprender mi propio negocio,” se dijo.
Más allá de hacer comidas deliciosas y postres divinos, Reyes tiene otra conexión con su comunidad.
Su padre Henry Reyes era una fuerza política y por los medios en Pueblo y el valle Arkansas mucho antes de que los latinos tuvieran una presencia en la radio, la televisión o la política.
Según Reyes, su padre trabajaba en los campos agrícolas del sur de Colorado, sembrando y cosechando, hasta que se convirtió en la voz de la radioemisora KAPI, la primera emisora de habla hispana en el estado.
Más tarde se convirtió en miembro del consejo municipal y el primer alcalde latino, de manera ceremonial (en Pueblo el presidente del consejo municipal también lleva a cabo los deberes ceremoniales del alcalde). Aún así siempre hallaba tiempo para echar la mano, hasta lavó los platos en uno de sus eventos cuando no había nadie que ayudara, dice Reyes. “Hasta me ayudaba a hacer tamales.”
Fue de él que Reyes heredó el espíritu de trabajo infatigable y la habilidad de fomentar relaciones con la gente, muchos de los cuales pasan momentos difíciles en sus vidas durante cenas conmemorativas.
En su oficio, Reyes ha preparado comida para más gente de luto que pueda recordar. Pero la comida es la conexión en estos momentos, ella dice. Puede, por un momento, convertir el pesar de uno en una conversación de gozo y conmemoración.
Aunque en el transcurso de los años Reyes se ha convertido en una empresaria astuta, no se niega a la oportunidad de meter las manos en la masa con sus empleados para asegurar que sus clientes reciban exactamente lo que compran. Relata que en una semana ella hizo todo lo que sus emplea- dos hacían incluso pasar horas largas haciendo 750 tamales.
La mayoría de sus empleados tienen contratos a largo plazo, dijo Reyes. Dos de sus hijas también han trabajado para ella, pero una recientemente renunció para criar su familia. Un empleado, Eric, “lo hace todo.” Cuando el negocio pasaba por dolores de crecimiento, Reyes recuerda, “yo tuve que enseñarle a alguien todas mis recetas porque yo no lo podía hacer siempre.” Fue una decisión astuta, especialmente ahora. “Tuve que someterme a una cirugía en el brazo,” dijo. “Pero estoy sanando.”
Reyes ha dado a conocer su gozo por la cocina a cada rincón de su ciudad. Ha dado cátedras de cómo preparar tamales en el Pueblo Community College y contratado a jóvenes para que compartan sus recetas.
No le gusta declararse una artista culinaria, pero sí confirma que “el alimento es arte. A todos nos gusta comer que salga el sol o no,” dijo. “La comida nos une.”