Conocí a una madre venezolana y su hija quienes habían recientemente llegado y estaba buscando trabajo para una y una escuela para la otra. Hablaban de su experiencia inmigratoria a la frontera estadounidense en una manera que confirmó los hechos presentados en relatos y documentales.
Como lo entiendo, abandonaron su tierra natal hace una década viajando primero por la selva amazónica para llegar a Perú. Se quedaron en Perú siete años esperando continuar su jornada a los Estados Unidos.
Cuando por fin llegaron, tomaron la ruta que atraviesa el istmo de Panamá, las selvas de Centroamérica y luego en camión por México hasta llegar a la frontera estadounidense. Fue una experiencia épica llena de peligro y drama.
El relato en uno que subraya las dificultades enfrentadas por los que buscan asilo. Esto no es nuevo en las Américas ya que la comunidad cubana experimentó algo parecido a partir de 1959.
El éxodo cubano de su tierra natal era bastante único. Su influencia cultural y política en la comunidad latina y en el país desde su llegada también es distinta.
Aunque solamente 1,4 millones de refugiados cuba- nos llegaron a los Estados Unidos entre 1959 y 1999, su presencia se ha sentido profundamente. Además fue rechazada rotundamente por el movimiento chicano.
Los chicanos, estadounidenses de ascendencia mexicana y española, no podían aceptar una política nacional que condenaba a los inmigrantes mexicanos por cruzar la frontera para trabajar, mientras aceptaban generalmente a los refugiados cubanos sin reservas. Los latinos de esa época no sabían o no querían saber la diferencia entre el asilo y otras condiciones.
La comunidad cubana, a pesar de representar solamente el 4 por ciento de latinos en los Estados Unidos (los mexicoamericanos representan 58.9 por ciento), ha habilitado una influencia significativa en la vida latina en las áreas de política y abogacía. Un ejemplo de aquella influencia es el cambio en el nombre del Consejo Nacional de la Raza, la organización de abogacía latina más grande en los Estados Unidos, a UnidosUS debido a que muchos de descendencia no mexicana no identifican con el término “la raza.”
Tradicionalmente ha habido tres factores primordiales que atraen a los inmigrantes a nuestro país. El primero es mano de obra, algo que alimenta el deseo mexicano por venir. El segundo es la educación, los inmigrantes de Asia consideran ésta su razón por venir. El tercero es estar con familia. Esto a la par con mano de obra caracteriza la larga historia inmigratoria de los mexicanos a los Estados Unidos.
La comunidad cubana subraya la importancia de otro factor emergente para emigrar: el asilo. Con el clima sociopolítico inestable en muchas áreas del mundo, la inmigración tiene otra cara.
Algunos de los inmigrantes pos prominentes hoy día son aquellos que buscan asilo de los desencadenados regímenes autoritarios como en Venezuela y Haití.
La lista sigue creciendo.
También ejemplifica aquello que está en el eje de las elecciones estadounidenses 2024. La batalla entre el autoritarismo y la democracia no solamente es el cuarto factor por el que vemos a inmigrantes en nuestras fronteras, sino también la razón por la que la democracia estadounidense lucha por sobrevivir.
La comunidad latina sin duda está en medio de una crisis de identidad como estadounidense. La transformación de su identidad cultural basada en las familias inmigratorias ya establecidas y las que siguen llegando de nuestro hemisferio es continua.
Tal vez sea más importante la necesidad de deshacerse de los factores mundialistas que suele separar comunidades en lugar de unirlas.
Acaso sea hora de descartar las etiquetas que fomentan esa separación.
Somos todos americanos realmente. Esto puede amplificar nuestra unidad.
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