Nacido en Leadville, ciudad no conocida por su música chicana, Clifford Mondragon ha forjado un camino musical que lo ha llevado a él y su banda por el suroeste e inspirado a miles a ‘tirar chancla’, según el refrán.
Ahora residente de Littleton, Mondragron de 57 años, ha sido el tecladista para Los Bad Boys por casi tres décadas. Claro tocar música no es un trabajo regular, pero sí es una pasión sempiterna. De día Mondragon trabaja de supervisor de tránsito.
Mondragon pasó un sábado reciente repasando su viaje de las montañas de Colorado a la colonia artística de Taos, Nuevo México. Hablaba del album nuevo de Los Bad Boys, el cual se puede escuchar ahora en YouTube y otras plataformas de streaming.
Como muchos músicos, incluyendo figuras como Paul McCartney, Louie Armstrong y Elton John, Mondragos se enseñó a tocar, aprendiendo más con el oído y el instinto que la hoja de música.
“No tocaba hasta que tenía 20 años,” dijo. Su curiosidad y amor por la música y los sonidos que los artistas podían crear por medio de la inspiración e imaginación, lo convencieron a dar el salto. “Fui a una tienda de instrumentos y tomé un teclado…uno que tenía varios sonidos y comencé a tocar.”
Durante los próximos seis años, Mondragon dice que intentaba imitar los sonidos que escuchaba en la radio y los discos. Se preguntaba si iba a dar resultado la técnica de imitar y replicar todo desde cumbia a country. Incluso “iba a los hogares de ciertas personas a tocar.”
Según Mondragon, la práctica nunca pierde su lustre. Practicaba canciones que escuchaba desde su niñez – la canciones de Al Hurricane, Tiny Morey y Purple Haze – con la misma energía que fuera requisito para acompañar a sus músicos favoritos. No sabía que su deseo de tocar y las innumerables tocaditas que hacía en los años venideros lo llevasen a unirse a una banda de verdad. Pero así pasó.
Un cuñado de Mondragon apreció su talento suficiente para recomendarle a uno de los miembros de los Bad Boys. Había escuchado que la banda, en ese entonces un trio, bus- caba a un tecladista.
“Me llamaron para preguntar si podía hacer una audición,” dijo Mondragon. Dejó la audición sin saber si había impresionado. Así fue. Se unió a la banda, no con habilidades tan pulidas como hubiera esperado, pero sufi- ciente para una probadita. “Estaba de fondo,” dijo. Pero dio resultado.
“Requirió más práctica, más tocadas y más experiencia de estar en el escenario con el grupo para que sintiera que pertenecía,” dijo. Pronto halló zona de confort y la banda con él.
Hoy, a pesar de múltiples tocadas locales, bodas, aniversarios y de telonero, Mondragon aún siente los nervios que sentía antes de su primera tocada en vivo. Ahora, dice, se desvanecen en cuanto comienza la música.
Los Bad Boys han disfrutado de un plantel unido durante los años. Con un par de excepciones, la banda ha sido la misma que cuando Mondragon se unió.
En el bajo está Joseph Gutierrez; en la guitarra, el bajo y de vocalista está Johnny Martinez; tocando la batería está el indispensable Mike Valencia. Mondragon, conocido como ‘Kiki’ en la tarima, permanece el tecladista. También contribuye como vocalista. Lo que sí ausenta es el teclado primerizo que compró hace 30 años.
Un solo teclado, básicamente el modelo primerizo de antaño ya no basta para tocar en vivo hoy día. “Ahora uso cuatro,” explica Mondragon. “Hago más de solista y para hacer más de solista hay que tener un teclado que pueda replicar el sonido de otros instrumentos.” Aunque un teclado moderno no pueda imitar el sonido de una banda de marcha, está cerca.
Los Bad Boys cuentan con un par de semanas antes de partir de gira. Según Mondragon una vez el calendario da vuelta a mayo, tendrán una tocada cada fin de semana hasta octubre. Dice que la rutina puede ser difícil para su familiar. Está casado con tres jóvenes adolescentes. Salir de gira, admite, es parte del trabajo.
Una de las cosas que la banda y Mondragon anhelan es presentar su nueva música. Claro, seguirán tocando los éxitos que los definen como lo han hecho ya miles de veces. A pesar de tocar las mismas canciones tantas veces, Mondragon dice que él y los Bad Boys no se cansan.
“Queremos tocar lo que la audiencia quiere,” dijo. “Si quieren escucharlo, lo tocamos.” La música se presenta para la audiencia, dijo Mondragon. Que sea una audiencia grande o de una sola persona, “queremos que la gente lo disfrute.”
El tiempo de Mondragon en Leadville se acabó cuando tenía 11 años y sus padres cambiaron sus empleos en las minas de Leadville por las minas de Taos. Su familiar era una de muchas familias latinas que se arriesgaban laborando en lo subterráneo. Su hermano mayor perdió la vida en un accidente en la mina Climax.
A pesar de un repertorio que incluye canciones rancheras, cumbias y de rock clásico, Mondragon per- manece fan de lo que él llama ‘rock peludo’, bandas de heavy metal como Journey y Metallica. Pero considera a Elvis un artista cuya música siempre será especial. “En su día era un presentador sin rival,” dijo con solemne respeto.
Los Bad Boys de Taos tendrán un evento especial la próxima fin de semana en el Commerce City American Legion Post 151. Después de eso, habrá tocadas cada fin de semana hasta el otoño.