En la película Sunset Boulevard la reclusa heroína Norma Desmond dice con confianza, “Señor DeMille, estoy lista para el primer plano.” Es un refrán que no se envejece. También es uno que aplica perfectamente a la cancha de basquetbol del sur de Colorado conocida como el Slab. Como la señorita Desmond el paso de tiempo no ha aflorado a favor de este lugar en Pueblo donde uno sale a buscar un juego o mejorar su juego. Cierto es que el Slab ha visto días mejores. Pero la ciudad promete tener un plan.
Para los que no sean de Pueblo, el Slab es un área de concreto en la calle Elizabeth donde cualquiera, que tenga juego o no, puede ir a tirar. Pero la superficie de concreto se ha decaído, según el director de parques y recreación de Pueblo Steven Meier.
El concreto tiene grietas, falta reparar los tableros, y el tiempo no le ha tratado bien a esta institución poblana. Aún así a pesar de su condición desamparada sigue siendo una sede para basquetbolistas cada año. Así ha sido desde los años 1950, dijo Meier. A pesar de su condición los basquetbolistas siguen visitando el Slab, nombre dado por sus canchas de concreto.
Cada niño poblano con o sin habilidades conoce el Slab. Mientras las temperaturas de Pueblo permiten que se juegue al basquetbol anualmente, los días y las noches del verano es cuando las canchas cobran vida. Así ha sido desde hace siempre.
“Jugábamos de 4 á 4 en juegos de media cancha, con un tanto para cada encesto,” recuerda el nativo de Pueblo Rick Meidell. Hoy, unos 50 años después de la época del doctor
Meidell, el director médico en el centro de cuidados intensivos neonatales del Garfield Medical Center en Monterey Park, California, los recuerdos del Slab siguen vivos como también las apuestas de cada juego. Si podías jugar o hablar como pudieras jugar, jugabas en la cancha premier, dijo Meidell.
Entre los que jugaban allí estaban los hermanos Velasquez, Eddie y George; Terry Snider y Eddie smith de Pueblo Central ambos terminaban jugando en la primera división universitaria; los hermanos England de Pueblo South y la leyenda deportiva y luego entrenador de Denver West, Dan ‘Kosho’ Trujillo. De vez en cuando hasta los jugadores universitarios venían a jugar en el Slab. Meidell recuerda jugar con la mayoría, pero prefiere guardar el resultado de los juegos secreto.
Todos conocen las reglas, ‘si no se requiere autopsia, no hay falta.’ Aunque los juegos de vez en cuando se volvían duros, siempre estaban en juego las habilidades y la pasión de los jugadores. Meidell terminó jugando cuatro años al nivel universitario para una escuela pequeña en Kansas. Fue el Slab donde se formó su juego.
Según Meier, el proyecto de renovación va a costar “un poco más de medio millón.” La renovación incluye nuevas superficies para las canchas, nuevos faroles y canastas. En lugar de contar con una superficie de concreto como la que usaban las generaciones de jugadores en el pasado, la nueva superficie será de goma y más suave.
Adicionalmente el Slab tendrá murallas que reflejen el legado de la ciudad, la geografía del estado y otras obras que apruebe la ciudad para los artistas comisionados. Parte de los fondos incluyendo los $2,5 mil dedicados a cada muralla, vendrá de la Colorado Lottery. Para lo demás Meier nota que “tuve que ahorrar durante un par de años” para abastecer el presupuesto del departamento de parques y recreación.
El Slab ha sido históricamente una provincia para los hombres adultos y jóvenes. Pero en los años recientes las mujeres también han practicado allí para elevar su juego, al grado que ahora se ven regularmente en la cancha sin importar la estación. Caitlin Clark, egresada de la Universidad de Iowa, sin lugar a dudas inspirará a más.
“Veo a las mujeres jóvenes jugar allí todo el tiempo,” dijo Meier. Aparte de los juegos improvistos, Meier dijo que su departamento ofrece ligas veraniegas para los jóvenes varones y femeninos y combinados. Las temperaturas veraniegas en Pueblo suelen ser más calorosos que su chile es picante pero son las noches que se calientan en el Slab, dijo Meier. Las cuatro canchas siempre están en uso y hay juga- dores en los márgenes esperando su turno.
Restaurar las canchas a un nivel del siglo 21 puede parecer costoso pero no se trata del dinero, dijo Meier. “Es para la cultura y la nostalgia. Hay personas que vienen a contarnos de sus días de antaño jugando en el Slab,” dijo.
La renovación debe de completarse en unos cuantos meses, seguido por una ceremonia de apertura, dijo Meier. El proyecto de medio millón puede parecer un poco costoso, pero no es un proyecto que busque un retorno de inversión. A veces no se le puede poner un valor monetario a lo que una cancha nueva significa para la ciudad, dijo.