Aunque parezca cosa de mito, mientras la nación experimentó el ‘verano de amor’ a fines de la década de los años 1960, hubo otro movimiento que penetraba el subconsciente. En ese entonces la paradoja de la guerra y el amor se vivía en los titulares todos los días. Otra cosa también se germinaba de forma desapercibida.
A medida que términos como bolsa para el cuerpo, bombardeos en masa y psicodélico filtraba el lexicón común, otro término se presentaba: chicano.
Mientras chicano hubiera sido nuevo para la mayoría de la población, para los estadounidenses de ascendencia mexicana era tan común como el pastel de manzana o el menudo. Y por primera vez se manifestaba en formas de arte, usualmente en murallas en barrios latinos.
El arte era un crisol de emociones, desde el rencor hasta el gozo. Planteaba preguntas mientras proporcionaba una vista distinta a la gente marginada que hace siglos había formado parte de la tela del país.
Emanuel Martinez era uno de los primeros muralis- tas chicanos en Colorado. Según su hija, Lucha Martinez de Luna, la curadora asociada de historia y arte latina en History Colorado de Denver, el arte de Martinez representaba la historia experimentada regularmente por los latinos a menudo esposados a un estilo de vida de segunda clase en un país que celebraba su igualdad de oportunidades.
¡Viva La Causa!: El Arte del Cambio, es una exhibición de esta arte del renacimiento latino que se puede presenciar en El Pueblo Museum, en Pueblo. Se presenta hasta septiembre.
Aparte de Martinez, los artistas cuyas obras forman parte de la exhibición son la pintora y muralista Jodie Herrera, el fotógrafo Juan Fuentes y el artista de múltiples medios Floyd Tunson. No solamente rinde homenaje al movimiento chicano, sino que la exhibición también cuenta con obras que conmemoran el movimiento Black Lives Matter.
Muchas personas solamente hallan su conexión al mov- imiento chicano por medio de cintas fotográficas de blanco y negro. Esta exhibición, cuyo propósito es ser personal e íntimo, “subraya la importancia de los artistas durante estos movimientos sociales,” dijo de Luna. “Es el catalizador que influye, inspira y provoca el cambio,” como todo el arte de nuestra historia.
La exhibición, agrega de Luna, refleja las dificultades y los triunfos de esta gente marginada. Su padre, dijo, encarna ambas facetas.
“Su niñez era muy complicada,” dijo. Como joven la combinación de malas decisiones y la mano dura de las autoridades lo vieron entrar en el sistema para delincuentes cuando tenía 13 años.
Mientras en ese sistema, una enfermera se percató de un talento naciente en el arte del joven Manuel. Por medio del apoyo de la enfermera, Martinez siguió fortaleciendo su talento.
“El guardaba los cerillos y usaba el residuo quemada para dibujar en toallas de papel,” dijo de Luna. Su arte y el apoyo de la enfermera dio inicio al talento que siguió mejorando. “Hay muchos artistas en esta exhibición que tienen anécdotas parecidas…cuyas vidas han sido inspiradas para crear el cambio. También son activistas.”
Un número de las murallas creadas por Martinez y otros se pueden ver actualmente en varios lugares en Denver. Pero mucha del arte de este periodo – no solamente de Manuel sino de otros artistas cuyas obras reflejan la época tumultuosa de los años 60 y 70 – se ha esfumado, víctima de la urbanización y la gentrificación. Por eso, dijo de Luna, ¡Viva La Causa! es tan importante. “Está llena de tristeza, pero por eso se tiene que grabar.”
La exhibición está de gira y la presentación en El Pueblo es su segunda. Recientemente se presentó en el Fort Garland Museum y Cultural Center donde, según de Luna, recibió muchas visitas. “Fue maravillosa…una buena presentación,” dijo. La exhibición en Fort Garland también inspiró una mezcla de emociones ya que muchas personas que visitaron la exhibición compartieron sus propias expe- riencias. “Son descendientes de este movimiento,” dijo. Sus conexiones son íntimas.
El arte y los artistas están compartiendo sus emocio- nes con una variedad de medios, dijo de Luna. Preguntan, “¿Cómo podemos expresar nuestras frustraciones y nuestros dolores?” ella dijo. Estas son las preguntas de siempre. Los artistas “se vuelven los mediadores para que nosotros nos consolemos al grabar esta historia.”
Parcialmente financiada por el National Endowment for the Arts, la exhibición abrió el 10 de junio en Pueblo. Se presentará hasta el final de septiembre. El Pueblo Museum se ubica en la 301 N. Union Avenue y está abierto a diario desde las 10 a.m. hasta las 4 p.m. La entrada es gratis para niños menores de 18 años. `