Caesar era tan noble y real como sugiere su nombre. Me recordaba a los personajes de buena clase y mejor estilo que Cary Grant interpretaba en sus películas. Tenía el cuerpo poderoso y musculoso gracias a su genes de bulldog francés, pero era más grande que la mayoría de los bulldog franceses. Caesar siempre pensaba que era persona en lugar de perro.
Caesar recientemente cayó enfermo y dentro de dos días tuvimos que despedirnos de nuestra mascota familiar que nos brindó años de felicidad. Era el perro de nuestro hijo Brandon, pero toda la familia lo consideraba suyo. Caesar celebraba cada día festivo, cada cumpleaños y cada día especial con nosotros ya sea en Colorado o Nuevo México.
Es mi opinión que los perros viene a la tierra para ayudar a la gente lidiarse con la vida cuando se vuelve difícil y también aumentar lo bello de la vida. Nuestro Caesar realmente era un humano dentro del cuerpo de un perro. Tenía un estilo propio y llenaba muchos huecos en nuestra familia.
Como ejemplo, durante las comidas en el patio trasero, él prefería sentarse en una silla y escuchar nuestras conversaciones que salir a jugar con las otras mascotas. Mientras conversábamos, él escuchaba cuidadosamente y miraba a cada miembro de la familia como si entendiera la conversación. Su lugar favorito en el invierno era en frente de la fogata donde se sentaba relajado con la vista fija en las llamas. Amaba a y tenía una conexión especial con cada miembro de la familia y reconocemos que era único e increíble. También tenía su lado travieso que empleaba para meter en problemas a su mascota compañera, Jax. Yo veía desenredarse esas situaciones mientras Jax permanecía ignorante de lo que pasaba.
Desde mi niñez, durante la adolescencia y ahora como adulta, he tenido un perro. Desde mi perro pastor que se parecía a Lassie a mis tres cocker ingleses llamados Frisco y al incomparable Caesar, todos tienen un lugar especial en mi corazón.
Caesar era tierno, amigable, listo, de buen estilo y en sintonía con todos nosotros. Era el perro de mi hijo durante varios años. Creo fuertemente que Caesar cruzó el camino de mi hijo en un momento cuando le hacía falta un amigo y por eso siempre estará agradecida. De manera propia, era un perro terapeuta para todos.
Así que le doy las gracias por todo a mi perro noble. Estabas y sigues en tu camino a mejorar este mundo. Nos quebraste los corazones y nuestro mundo cuando te partiste tan repentinamente ayer, pero nos enseñaste la lealtad, el amor y todo lo bueno que hay en el mundo.
¡Saludos Caesar! ¡Vaya con Dios!