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Una vez una enfermedad global, la plaga permanece una amenaza en el siglo 21

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Cuando usted escucha o ve la palabra ‘plaga’ ciertamente le llama la atención. Por lo regular no aplica a una persona que conozcas y la incertidumbre pasa rápidamente. Es algo de antaño, piensa, pero lamentamos decir que así no es.

El departamento de Salud Pública y el Medioambiente de Pueblo recientemente identificó a un individuo en el condado que se había contagiado de la plaga – específicamente la plaga bubónica.

Mientras Pueblo y el estado han confirmado el caso, la información en cuanto a edad, sexo, y residencia dentro del condado no se ha dado a conocer. Sólo se sabe que la víctima recibió un diagnóstico. “La información demográfica reciente muestra que el caso se dio en el condado de Pueblo,” dijo la agente de información pública del condado Trystan Garcia. Citaba el reglamento de confidencialidad para los pacientes conocido como HIPAA.

Cómo contrajera la víctima la enfermedad no se ha dado a conocer. Garcia dice que los síntomas, que incluyen escalofríos, fiebre, dolores de cabeza severos, dolores musculosos, náusea, ganglios linfáticos inflamados y el vómito, obligaron a la víctima buscar atención médica rápidamente.

Aunque no ha habido información de cómo la víctima del condado de Pueblo contrajera la enfermedad, la teoría común es que fuera el resultado de una mordida de pulga. El insecto se alimenta de la sangre de animales pequeños que han contraído la infección como ardillas, ardillas listadas y perritos de la pradera. Una persona puede contagiarse de la plaga si tiene contacto directo con los fluidos o los tejidos de un animal que transmite la enfermedad o se ha muerto de ella.

Según Garcia, el caso de Pueblo es uno de un manojo de casos en el estado desde el 2005. A pesar de su infrecuencia, la plaga en el sur de Colorado tiene su propia historia oscura.

Es la misma pestilencia que literalmente arrasó Europa y otras partes del mundo en el siglo 14 y más allá.

Hace una vez se llamaba la muerte negra debido a los tejidos ennegrecidos de las víctimas por gangrena. Se cree que la plaga terminara con las vidas de entre 75 a 200 millones de personas dentro de cinco años después de manifestarse en el año 1347. Se cree que su génesis esté conectada con una docena de embarcaciones de comerciantes que atracaron en el puerto italiano de Messina después de cruzar el mar Negro.

Cuando atracaron las naves una cifra no conocida de la tripulación ya estaba muerta o muriendo. Muchos de sus cuerpos estaban cubiertos de forúnculos sangrientos mientras otros sufrían de fiebre. Se mandó que las embarcaciones zarparan de inmediato pero ya fue tarde. La plaga desembarcó con la tripulación y no se iba.

Con poco más que supersticiones y sin conocimiento de gérmenes, el eje del contagio, los tratamientos eran oraciones o los extraños remedios medievales. Sin conocimiento científico de la enfermedad, muchos le echaban la culpa a la inmoralidad social o a la alineación de los planetas, muchos más le echaban la culpa a los judíos. No hubo conexión con las ratas que portaban la bacteria Yersina pestis, que se transmitía entre las pulgas y los roedores contagiosos.

El contagio fue extremadamente severo, eliminando las poblaciones de áreas conocidas por el comercio hasta no quedarse nadie. Muchas de estas villas permanecían desalojadas por años debido a temores por otro contagio. Se calcula que la población no se recobró hasta 150 años después.

No solamente sufrió Europa. Los historiadores dicen que la misma infección que plagó Europa también dio golpes en China y África. Hasta la mitad de la población de China se muriera de la plaga durante el mismo periodo y un octavo de la población africana sufriera el mismo fin.

Los humanos no fueron las únicas víctimas de la plaga. Los animales, incluyendo los cerdos, las vacas y las ovejas fueron afligidos. Fallecieron tantas ovejas por la plaga en esa época que hubo escasez de lana por toda Europa. Los perros, por otro lado, no sufrieron debido a sus resistencias naturales.

Una vez llamada ‘la enfermedad del campesino,’ la plaga no era una enfermedad clasista. Una vez que brotó, contó entre sus víctimas a Alfonso XI rey de Castilla, dos arzobispos de Canterbury y a Joan, la hija de Edward III rey de Inglaterra.

El azote mortífero por la tierra se aprovechaba de la ignorancia científica que no sabía de gérmenes ni lo que hacían. Como resultado la religión, para muchos, se convirtió en la única esperanza para su erradicación.

Un movimiento religioso compuesto de monjes y sus seguidores llevaba el mensaje que la plaga era una maldición enviada por Dios a la humanidad. Este mensaje llevaba de pueblo en pueblo mientras hacían una campaña de autoflagelación, en la que se flagelaban los unos a los otros diciéndole a la gente que se arrepienta.

Los médicos dicen que hay pocas probabilidades de que un solo caso de la plaga se esparza más allá de dónde está, pero eso no significa que la amenaza no persista. Según los Centros para el Control de Enfermedades, cada año hay víctimas, la mayoría, de no ser todos, vive en el suroeste de los Estados Unidos. Pero las cifras no superan nueve. Sin embargo hay brotes regular por el mundo, la mayoría en África, donde las víctimas, incluso muertes, numeran hasta cientos.

La víctimas del condado de Pueblo, cuya condición no se ha dado a conocer, recibió antibióticos como es protocolo. La mayoría de las víctimas, si reciben tratamiento en buena hora, sobreviven.

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