El intento de asesinato del expresidente Trump, candidato a la presidencia bajo la bandera republicana, es un crudo recordatorio de la violencia que ha afectado a los presidentes y candidatos a la presidencia estadounidenses durante los últimos 189 años. “Al menos 15 intentos de asesinato o ases- inatos han ocurrido en Estados Unidos desde 1835.
Cuatro presidentes han sido asesinados, al igual que dos candidatos presidenciales. Mientras tanto, se han cometido muchos otros atentados contra las vidas de los actuales ex presidentes y otros funcionarios electos”.
Las consecuencias reflejadas en los resultados de los asesinatos o intentos de asesinato han variado con las épocas y los Presidentes. De los cuatro presidentes que fueron asesinados mientras estaban en el cargo, Abraham Lincoln en 1865, James Garfield en 1881, William McKinley en 1901 y John F. Kennedy en 1963, las muertes de Lincoln y Kennedy parecen haber tenido consecuencias más graves.
El presidente Lincoln fue asesinado cinco días después de la rendición del general Lee en el juzgado de Appomattox, poniendo fin a la Guerra Civil estadounidense. Se puede argumentar que la muerte de Lincoln en este momento crítico le quitó al país el liderazgo y la declaración necesarios para reparar el daño causado por la guerra y devolver la unidad a un país destrozado en mejor orden y de manera oportuna.
El presidente Kennedy se postulaba para la reelección cuando fue asesinado en Dallas. Había experimentado el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos a Cuba por parte de exiliados cubanos apoyados por Estados Unidos a los tres meses de su administración. Llegó a ver la invasión como un error y le quitó más apoyo a Estados Unidos. Al sentir debilidad, un año después la Unión Soviética comenzó a instalar misiles nucleares en Cuba. Durante 13 días, el presidente y el país afrontaron una guerra nuclear, se mantuvieron firmes y encontraron una solución aceptable para los soviéticos. Habían puesto a prueba al joven presidente y habían descubierto que era un oponente digno.
La guerra de Vietnam que había estado ocurriendo desde 1955 comenzó a atraer más tropas estadounidenses que aumentaron de mil asesores a 23 mil a finales de 1963. Si Kennedy no hubiera sido asesinado ese año y hubiera sido reelegido, habría tenido la oportunidad de cambiar de opinión como lo hizo en la decisión de Bahía de Cochinos y revertir una implicación que finalmente le costó a nuestro país más de 58 mil guerreros.
Los intentos fallidos de asesinato de presidentes o expresidentes son numerosos e incluyen a los presidentes Andrew Jackson, Theodore Roosevelt, Franklin Delano Roosevelt, Harry Truman, Richard Nixon, Gerald Ford, Ronald Reagan, George H.W. Bush, Barack Obama y Donald Trump. Entre los más importantes se encuentran el del presidente Jackson que habría alterado el desarrollo del Partido Demócrata, el de Franklin Roosevelt habría eliminado la respuesta popular a la Gran Depresión, el de Ronald Reagan no habría permitido ver la muerte de la Unión Soviética y provocar el inicio de un gran cambio económico y la de Barack Obama habría puesto en duda la continuidad del progreso económico tras la Gran Recesión. La muerte de Donald Trump en Pensilvania no habría cambiado el escenario de un país dividido. Sin embargo, habría creado un terreno fértil para una mayor intensidad de la violencia.
El casi accidente y la imagen de Trump con su parche en la oreja han permitido a los indecisos dar un paso atrás, tal vez ignorar por el momento su mensaje y su bagaje criminal y volver a mirar de qué se trata.
La retirada del presidente Biden de la carrera por la reelección tiene más consecuencias porque brinda la oportunidad de una cara nueva y la presencia de una nueva generación en la cima. Quizás esto sea lo que Estados Unidos esté buscando.
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