Hay un canal de televisión mexicano (11) que parece estar dedicado a los temas culturales y tradiciones del pueblo mexicano. Trata las cosas que constituyen su visión del mundo a través de la música, la comida, los deportes, la danza, el trabajo, los temas de la vida cotidiana, así como también avanza las actitudes económicas y políticas del día.
El Canal 11 es también la estación que cada mañana transmite las conferencias de prensa del presidente mexicano desde el Palacio Presidencial. Esto comenzó con la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y ahora continúa con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Si tiene un paquete latino en su suscripción de televisión por cable o internet, es probable que el Canal 11 esté disponible. Podemos ver las actualizaciones diarias hechas personalmente por la presidenta y sus colegas del día dependiendo de los temas a cubrir entre las 6 y las 9 am en Colorado.
A partir de López Obrador en 2018, las transmisiones parecen reflejar una búsqueda mexicana de una identidad más compatible con su historia. Al principio, parecía haber un enfoque histórico en la Revolución Mexicana y su papel en el establecimiento de las prioridades políticas para el México moderno, y un énfasis socioeconómico en los pobres, especialmente los muy jóvenes y los muy ancianos.
La presidenta Sheinbaum ha aportado más claridad a la búsqueda al añadir deliberadamente las civilizaciones precolombinas a la agenda nacional que promueve el reconocimiento de los orígenes. En cierto sentido, el enfoque mexicano imita la búsqueda intelectual de los orígenes promovida por el Movimiento Chicano.
Aunque la metáfora operativa más popular fue Aztlán, el poema épico de Rodolfo “Corky” Gonzáles, “Yo soy Joaquín”, por ejemplo, nos llevó por la ruta precolombina nombrando a las grandes figuras de ese panteón. Los descendientes de esas importantes civilizaciones siguen viviendo en las diferentes regiones del país.
Otra interpretación mexicana del Movimiento Chicano es un renovado interés en la historia del Teatro Campesino de Luis y Daniel Valdez, que relata la experiencia política de los pobres mexicanos en los campos de California. En 1965, el Teatro Campesino se sumó a la huelga de la uva liderada por César Chávez y el sindicato United Farmworkers Union.
Las obras inspiradas en Luis Valdez llamadas “Actos” marcaron el comienzo de una rica producción de obras que incluyeron “Virgen del Tepeyac” en los años 70; “Zoot Suit”, la obra que se presentó en Broadway en 1977, seguida por la película épica del mismo nombre; “La Bamba”, la historia de Ritchie Valens en 1987; “The Cisco Kid” y un melodrama sobre Tiburcio Vásquez en 1993-94; y muchas otras que continúan la hermosa trayectoria del Teatro Campesino en su próxima generación. La difícil situación de los mexicanos pobres en los Estados Unidos, así como su éxito, están capturando la imaginación de la corriente cultural mexicana.
México está a punto de entrar en un período de mayor dificultad con los Estados Unidos y su política sobre comercio e inmigración. Resulta irónico que ahora que el país es la base industrial de América del Norte y, en general, ya no exporta mano de obra a Estados Unidos, sea un blanco de ataques en ambos aspectos.
Octavio Paz, la figura intelectual mexicana del siglo XX, siempre pensó que su país caminaba por el camino de los perdidos porque la conquista europea y la experiencia colonial pusieron en tela de juicio su identidad. Ese pensamiento constituye la esencia de su libro más importante, El laberinto de la soledad (1950).
Al incorporar elementos importantes de la historia chicana, el Renacimiento mexicano reconoce el duro trabajo que supone encontrarse a uno mismo como individuo, como comunidad y como país. Sin embargo, es una tarea que vale la pena realizar.
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