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Lo que dijo Jesucristo en la cruz

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David Conde, Consultor Senior de Programas Internacionales

Me presentaron la Pascua con una semana de sermones que culminó con un servicio dominical celebrando la resurrección de Cristo. La caza para los parcialmente escondidos huevos pintados siguió.

Para mí, comer esos huevos allí mismo donde los encontraba, me causó dolores de estómago. Sin embargo, era un momento emocionante compartido con otros niños.

También marcaba el fin de una semana larga de servicios eclesiásticos cada uno presentando un tema de Jesucristo y su muerte. Específicamente, cada noche estaba dedicada a uno de los siete refranes que Jesucristo dijo mientras le calvaban en la cruz.

No prestaba mucha atención en aquel entonces porque no entendía qué quería decir ese hombre que estaba por morir. Al volver la vista atrás, no creo que los que predicaban el mensaje lo entendieran muy bien tampoco.

Los siete refranes representan el primer segmento de un ciclo de tres partes que describe la muerte de Cristo y la resurrección. El proceso transformativo incluye la muerte de su ser mortal, una transición al nuevo comienzo y el renacimiento de su ser eterno.

El primer refrán en la cruz es: “Padres, perdónalos porque no saben lo que hacen…” Este tema de per- donar fue clave en el ministerio de Jesucristo.

El segundo refrán personifica el tema de perdonar durante una circunstancia inusual. Cristo fue uno de tres personas crucificadas ese día. Los otros dos fueron condenados a muerte por sus crímenes. En la cruz, uno de ellos, un ladrón conocido como Dismas, reconoció sus pecados y le pidió perdón a Cristo.

Cristo le perdonó y dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso …” La doctrina cristiana ha interpretado ese refrán significar que incluso en el lecho de muerte no es demasiado tarde pedir y recibir perdón.

El tercer refrán dice: “Mujer, he ahí tu hijo…” Esta frase poderosa reconoce a María como más que la madre de Cristo. Él también la reconoce como una compañera eterna que comparte con él la naturaleza espiritual de su ser. Por eso la biblia hace referencia al Espíritu Santo como “el esposo de María.”

Los próximos cuatro refranes se refieren a la muerte física de Cristo y la devolución de sus atributos espirituales al Padre. El cuatro refrán: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? …” es el llanto de agonía de un ser que ha sido abandonado tanto en el mundo terreno como en el espiritual.

El quinto refrán: “Tengo sed…” es una reacción humana a la condición humana. El sexto refrán: “está acabado…” reconoce el fin de su vida humana en la tierra.

El séptimo y último refrán de Jesucristo: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu…” complete el primer ciclo de muerte y resurrección. El entierro cierra el telón de su ministerio y alista el escenario para su transición de una vida a otra.

Uno de los eventos de Pascua más populares en Colorado es el servicio matutino en el anfiteatro Red Rocks a las 5:30 de la mañana el domingo 31 de marzo. Entre la mayoría de los que asisten a la iglesia, Cristo como el Salvador resucitado es el personaje favorito.

Sin embargo, también hay el lado mortal de este relato épico. Muchos que se ponen el crucifijo con la imagen de Cristo desangrando en la cruz no comprenden la historia de esta escena de muerte.

La muerte y el renacimiento por mucho han formado el patrón estereotípico de cosas vivas. Cristo vivió ese ciclo como héroe.

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