En un año de elecciones presidenciales, los noticieros – al igual que los sitios web dedicados a noticias – son inundados con los resultados recientes de encuestas. Biden sube. Trump sube. Cada vez que vemos una, estamos alegres o decepcionados según el candidato que apoyes. Afortunadamente, podemos siempre consolarnos en el margen de error de 3 a 5 por ciento. Siempre hay una posibilidad.

Y mientras las encuestas, presidenciales u otras, no siempre estén cerca del resultado final, han habido proyecciones muy distantes de la realidad en los últimos años.

¿Has oído hablar del Presidente Thomas Dewey? ¿O más reciente, la Presidenta Hillary Clinton? Yo tampoco. Hasta las encuestas más respetadas se pueden dar lejos del blanco. En el 2016, lo vimos sin duda.

Todos los días hasta el Día de Elecciones del 2016, una encuesta del Huffington Post decía con confianza que Hillary Clinton tenía una probabilidad de 98 por ciento de vencer a Donald Trump. Hasta Trump, como se ha escrito desde entonces, pensaba que iba a perder. Pero la misma encuesta se reivindicó años después cuando correctamente proyectó a Joe Biden ganarle al incumbente.

Debido a que no se puede encuestar a todo el mundo en una elección presidencial, se tiene que limitar a una muestra de votantes de entre 1 mil y 1,5 mil personas. Tras años de afinar la ciencia, se ha concluido que esa muestra de votantes es suficiente – no al cien por ciento, como se ha demostrado, pero generalmente adecuado.

Rob Pruehs de la Universidad Metropolitana de Denver a menudo habla de encuestas en sus clases. “Les digo a los alumnos que siempre va a haber errors en las encuestas,” dijo. “Tienen limitaciones y solo deparan información basada en sus muestras.”

La hora de la encuesta también se tiene que considerar, dijo Pruehs. Ahora, la economía se mejora. Pero eso se puede cambiar y cambiar el parecer de la gente entre ahora y noviembre. Otras cosas, eventos globales, guerras, o como lo presenció el Presidente Carter, rehenes americanos, pueden cambiar la forma de pensar de los votantes.

“Vemos buenas noticias económicas y eso le conviene a Biden,” dijo Pruehs. Otra cosa que le puede convenir a Biden es “el caos y acaso criminalidad del expresidente.” Pero la exoner- ación criminal también puede voltear el pensamiento común a favor de Trump, causando que las cosas cambien rápidamente.

Puede ser demasiado fácil descartar las encuestas, especialmente las que contraríen las creencias personales de uno. Pruehs sugiere que la mejor forma para tomar una decisión es no enfocarse en una sola encuesta. “El ver varias encuestas te dará un perfil completo.” También se vale considerar la fuente deinformación.

538, una encuesta por ABC News y creada por Nate Silver, un encuestador respetado del New York Times, es una orga- nización que examina las encuestas. Analizan todo desde la política a la economía y a veces hasta el deporte. Regularmente califica las encuestas por su certeza.

Las calificaciones recientes tenían las encuestas del New York Times, ABC News/Washington Post y Marquette University Law como las estrellas doradas de encuestas. Otras entre las primeras 10 incluyen Suffolk University, Marist College y Emerson College. Cada una recibió tres estrellas, el rating más alto para las encuestas. (Por si las dudas, McLaughlin & Associates recibió media estrella. Otros servicios de encuestas no recibieron ninguna).

La encuestas pueden ser barómetros para el resultado final. Pero siempre es sabia considerar la encuesta un poco antes de tomar una decisión decisiva. También es sabio conocer la manera en que la encuesta se lleva a cabo, dijo Pruehs. También vale saber quién conduce la encuesta.

Preguntas recomendables hacer incluyen: ¿Quién pone los fondos para la encuesta? ¿Quiénes fueron encuestados? ¿Cuál fue la muestra y los métodos usados? ¿Qué se le preguntó a los encuestados? En una época de demográficas que cambian constantemente, sería bueno preguntar por la demográfica también.

Tampoco olvides que un solo cambio de variable puede desmantelar los resultados dada la selectividad del público americano.

En 1935 a medida que se acercaban las elecciones el país estaba en medio de la Gran Depresión y la recuperación y el alivio eran los temas del día, Gallup llevaba a cabo su primera encuesta presidencial.

La encuesta mostraba que la mayoría de los americanos dudaban del plan del gobierno para cambiar su trayectoria. Seis de cada 10 americanos pensaban que el gobierno gastaba demasiado en la recuperación y el alivio. Pero la encuestaba también señalaba que los demócratas estaban a favor de los programas gubernamentales que los republicanos, 90 per ciento de los cuales se oponían a Roosevelt y las soluciones que proponía. En ese entonces acertó Gallup y FDR ganó y las encuestas han seguido de aumento.

Mientras la tecnología utilizada en las encuestas ha cambiado dramáticamente, también los que son contactados para la encuesta. No hace mucho los encuestadores sólo llamaba a una línea telefónica. Una encuesta que sólo incluyera resultados por línea telefónica hoy día sería descartada de inmediata ya que las líneas telefónicas desaparecen cada día más. Encuestas realizadas en español también han encontrado un lugar en momentos de elecciones.

Entre hoy y noviembre, se puede esperar ver y oír de encuestas que proyectan o la re-elección del incumbente o la victoria de un expresidente. Es del público decidir.

¿Propulsará una economía resurgente al Presidente Biden a ganar de nuevo? ¿O lo convertirá en un Jimmy Carter del siglo XXI el conflicto intensivo del medio oriente? ¿Se tragará el siste- ma judicial al expresidente? ¿O podrá estorbar el progreso de los casos en su contra hasta después de las elecciones? ¿Finalmente, se puede hallar detrás de las rejas?

Cabe la posibilidad, como han señalado los encuestadores y analistas, que el cronómetro por fin alcance a ambos candidatos. En tal caso, ¿Quién será el relámpago del cielo que contienda la presidencia?